Mucho se ha especulado sobre el Santo Grial desde que la famosa copa fuera utilizada por Jesucristo en la Última Cena. En un reciente reportaje emitido por la 2 de TV Española se afirma que se ha podido localizar el que parece el más firme candidato para ser el mismísimo Santo Grial.
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En el magnífico documental se describe con todo detalle el trabajo de investigación realizado por historiadores españoles en el que se detallan las pruebas que se han recogido para argumentar que las dos piezas de ónice veteado que forman la base y el cuenco del cáliz podrían ser las dos piezas (cuenco y tapa) del cáliz de la Última Cena: el cuenco sería la parte superior y estaría cerrado por una tapa que sería la base del cáliz, ambos constituidos por ónice veteado.
En este estudio se desmonta el cáliz y se le despoja de sus ricos adornos (las joyas de Doña Urraca) para quedar en los dos elementos. Es curioso que en el cuenco se observa una mella, que típicamente corresponde a un golpe recibido con un objeto que produjo la característica fractura concoidea del cuarzo variedad ónice. En el documental se plantea que fue realizado por orden de Solimán el Magnífico con el fin de obtener una esquirla del Santo Grial para curar la enfermedad de su hija. El grado de desesperación debía de ser máximo para querer una reliquia cristiana (aunque también musulmana).
Aquí podemos ver el detalle del ónice, probablemente translúcido y con vetas verde claro, lo que indica la alta calidad para la época, tanto en la elección de la piedra como en el cuidadoso y lento pulido para tallar ambos cuencos. Curiosamente el pulido y la diferente iluminación hace que tenga distintas apariencias. El ágata, que es muy similar y presenta un veteado concéntrico, también es translúcida y por ello forma parte de numerosos ajuares de la antigüedad. Su trasparencia y brillo característico siempre ha sido muy apreciado históricamente.
Al parecer en la tradición judía se empleaban este tipo de cuencos con tapa para beber vino en las grandes celebraciones, por lo que su posesión era indicativa de un alto estatus social. Este cuenco con tapa que muestro (que es de cerámica) es para hacernos una idea del aspecto original del cáliz con su tapa, que estuvo expuesto en el santo Sepulcro de Jerusalén custodiado por los caballeros cruzados hasta la invasión musulmana, fecha en la que se le perdió la pista.
El aspecto del posible Santo Grial, no es por tanto una copa tipo "cáliz", como aparece en toda la iconografía medieval y tal y como se porta en la Noche Templaria en Ponferrada, con la primera luna llena de julio. Es algo mucho más sencillo, sin asas, sin oro ni piedras preciosas, únicamente compuesto de ónice de una gran calidad. Se ha acreditado la existencia de canteras de sílex y de ónice en la antigua Palestina, territorios que pertenecen a Israel y Palestina en la actualidad.
Pero, claro, hay en España otro cáliz con una estructura similar que se encuentra en la Catedral de Valencia.
También tiene dos partes de ónice, en este caso de tonos marrones, que también corresponderían con un cuenco y su tapa. Además están colocados de igual forma en el cáliz, sólo que en este caso se le han añadido dos grandes asas, a diferencia del cáliz de Doña Urraca, que es sin asas. En este caso no hay un estudio tan argumentado como el del cáliz de Doña Urraca que avale con pruebas su posible origen.
También en este caso tanto el cuenco como la tapa, ambos de ónice de gran calidad, tienen una talla algo diferente, ya que el cuenco es más profundo y la tapa más aplanada. En cualquier caso el material es siempre el mismo: ónice.
En cualquier caso el cáliz de Doña Urraca está ubicado en la Torre del Gallo de la basílica de San Isidoro, en el mismísimo León. Ocupa un cuerpo de la torre para él sólo y está justo por encima del panteón real de los reyes de León, capilla sixtina del románico: ¿qué lugar del mundo puede ofrecer esta constelación de maravillas?