El mármol travertino de LOIS: la armadura de la catedral de la montaña leonesa
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miércoles, 17 de febrero de 2016

CUBOS DE PIRITA: la atracción de las pizarras bercianas.

La abundancia de pizarras por toda la geografía berciana y la abundancia de hierro hace que  sea muy frecuente encontrar diversos minerales de hierro, como todo tipo de óxidos y sobre todo de sulfuros. Sin duda alguna por su brillo que recuerda al del oro y por sus formas cristalinas las piritas son un clásico entre los minerales bercianos..


El sistema cúbico es el más frecuente y aparece en forma de múltiples cubos, a menudo maclados y generalmente de pequeño tamaño. Cuando se colocan al microscopio a bajo aumento, pueden observarse las aristas y la caras típicas con la exfoliación laminar de las piritas.

 En algunas ocasiones incluso están empotrados dentro de las pizarras y pueden dejar sus huellas oxidadas al desaparecer por meteorización.

Se obsevan todo tipo de etapas de degradación por oxidación e hidratación: oligistos, limonitas, marcasitas... y una frecuente asociación con arsénico, dando las arsenopiritas. En muchos lugares del Bierzo la degradación de las piritas por contacto con las aguas dan lugar a manantiales de aguas ferruginosas, como éste que forma parte de las fuentes de Noceda.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

GRAPTOLITOS: escritos en piedra

Los graptolitos son unas extrañas formas de vida que vivieron hace millones de años en los mares del Paleozoico, es decir hace unos 400-500 millones de años.  Eran formas de vida coloniales que se desplazaban con ayuda de las corrientes marinas. Estaban formadas por unos tubos o tecas, habitada cada una por un individuo. Las tecas se alinean formando un rhabdosoma, que puede ser simple o formado por varias ramas o estipes.
En Los Ancares pueden encontrarse yacimientos del periodo Ordovícico (unos 450 millones de años) ricos en graptolitos, el más típico de los cuales es Didymograptus murchisoni, que tiene  la forma de una pinza de depilar:


Es un rhabdosoma compuesto por dos estipes dentadas, y que se suelen encontrar agrupados o sueltos.


En algunos ejemplares las tecas están muy marcadas y aparecen piritizadas:


Asociado a los graptolitos se pueden encontrar restos de trilobites como el molde externo de este pigidio de un trilobites tipo Neseuretus, que suelen aparecer parcialmente enrrollados y desarticulados.


Los graptolitos aparecen de color blanco o piritizado sobre el fondo negro de la pizarra y parecen auténticas  letras, como este doblete de Didymograptus en "W":


martes, 10 de marzo de 2015

PIRITIZACIÓN: UNA PÁTINA DORADA QUE RECUBRE LOS FÓSILES

Es un proceso poco común encontrar fósiles recubiertos por una pátina dorada que les da un aspecto metalizado. Se trata de un proceso totalmente natural que se produce durante el proceso de fosilizacíón: la liberación de ácido sulfhídrico y su reacción con soluciones ricas en hiierro dan lugar a la formación de pátinas de pirita o marcasita. Las minas de carbón del Bierzo son muy ricas en estos minerales, que también acompañan a las pizarras y pueden recubrir fósiles de trilobites, braquiópodos, etc.
He aquí un fragmento de corteza de Sigillaria parcialmente decorticada:


También pueden encontrarse trilobites piritizados en las pizarras ordovícicas, como es el caso de este cefalón de Neseuretus:


jueves, 13 de noviembre de 2014

LOS OJOS DEL DEVÓNICO: una innovación tecnológica en el mundo de los trilobites.

Hace 400 millones de años unos primitivos artrópodos habían desarrollado unos ojos especiales, diseñados para escrutar los fondos marinos. La gran novedad de estos ojos es que eran enteramente minerales: un sistema de cilindros de carbonato cálcico cristalizado al estilo del aragonito. Su transparencia y la curvatura de la lente estaba perfectamente adaptada a la luz que le llegaba a través del agua de los mares costeros. 


Los trilobites del grupo Facópida (Phacops) estaban dotados de grandes ojos compuestos formados por hileras de estos cilindros . La imagen obtenida se asemejaría a la de hileras de televisores modernos, que repiten una y otra vez la misma imagen o puede que  fueran capaces de fundirlas parcialmente. Por el momento sólo ellos saben con certeza lo que veían y sobre todo cómo lo veían.

 
Lo que está claro es que en El Bierzo dejaron huellas de su presencia en un ambiente marino costero muy luminoso donde estos trilobites depredadores acechaban a sus presas sirviéndose de esta innovación tecnológica: los ojos esquizocroales.